Madrid, España. – El partido arrancó con un ritmo equilibrado, ambos equipos tanteándose y buscando espacios, aunque con escasas llegadas claras en los primeros minutos. Real Madrid controlaba la posesión con paciencia, mientras Villarreal intentaba sorprender con contragolpes rápidos, apoyándose en la movilidad de sus mediocampistas para filtrarse entre líneas. La presión blanca era alta, pero los visitantes defendían con orden y disciplina. Al descanso el marcador seguía en blanco, reflejo de que las defensas habían ganado la batalla momentáneamente.
Tras la reanudación, el duelo dio un giro cuando Vinícius Júnior recogió un balón cerca de la línea de banda izquierda, penetró en el área rival y, desde un ángulo estrecho, remató con un disparo que logró colarse tras desvío leve de un defensa. Con la ventaja en el bolsillo, el Real se lanzó a presionar más arriba. En el minuto 69, el brasileño transformó un penalti decretado por una mano dentro del área tras falta de Rafa Marín, ampliando la ventaja para los merengues.
Villarreal no se rindió: apenas cuatro minutos después respondieron con un tanto de Georges Mikautadze, que agarró un balón en la frontal del área y soltó un disparo bajo preciso que atrapó desprevenido al arquero local. El partido retomaba aire y parecía abierto. Pero en el minuto 77 la expulsión por doble amarilla del defensor Santiago Mouriño dejó al conjunto amarillo con diez hombres, mermando sus opciones de reacción.
Con superioridad numérica, el Real Madrid aprovechó el momento decisivo y en el 80 Brahim Díaz rompió líneas y habilitó a Kylian Mbappé, quien definió con calma y cerró el marcador 3-1. Ese tanto no solo confirmó la victoria sino que sentenció la confianza del conjunto madridista. Fue un triunfo trabajado pero contundente, que le permite al equipo recuperar impulso ante sus rivales y consolidarse con tres puntos valiosos.
